miércoles, 6 de febrero de 2008

MICROENSAYO: ALZHEIMER

LA SALUD DE LA MENTE.
(Por JOSÉ MANUEL CASTRO CAVERO. Publicado en el Canarias7 el domingo 6 de octubre de 1996)


¿Estamos sometiendo al cerebro a más trabajo del que puede asimilar? ¿No colapsaremos su funcionamiento a base de suministrarle tanta información? Como consecuencia de una sociedad demasiado informatizada, se afirma desde la psiquiatría, el individuo recibe tal cantidad de información, de datos, de reflexiones, que su capacidad de asimilación queda desbordada. Parece evidente que a cada época le corresponden sus locuras más propias, pero es necesario descubrirlas y hacerlas palpables para buscarle soluciones. Ese es el primer remedio: nombrar las cosas por su nombre. La ansiedad, la angustia, el aislamiento, son algunos de los más importantes trastornos neuróticos que padecerá el ser humano del siglo XXI, y que ya hoy nos son de sobra conocidos.

Atendiendo a este análisis, se me ocurre dirigir diversas llamadas de atención a los sectores de la sociedad civil, con mayor implicación en todo este entramado informativo. Una al periodismo, para que no sirva ninguna noticia sin contrastar, sin haberla sometido a todos los criterios de veracidad; otra a las escuelas, responsables de capacitar al alumnado, para que sepa seleccionar la información en el caudal inmenso al que tiene acceso.

No se exagera si planteamos los males futuros del cerebro a riesgo de equivocarnos. Si nos adelantamos a los hechos ahorraremos en sufrimientos personales y en los billonarios presupuestos de la Sanidad: no hay salud económica si falta la salud de la mente. Hasta aquí lo que se aventura, lo cual está siendo cierto, pero contamos con otras enfermedades de la mente que pasan a ser ya alarmantes. El mal de Alzheimer y las demencias seniles, la depresión, la angustia, el consumo de drogas ilegales... En conjunto, todas las patologías cerebrales afectan a 1.500 millones de seres humanos, a tres personas de cada diez. El cerebro, sus enfermedades, nos trae a todos de cabeza, tanto a los pacientes como a quienes se mueven en su entorno.

El panorama que se nos avecina a los europeos, en cuanto a las enfermedades mentales, es ciertamente desolador, siniestro, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud. Sobre todo, aumentarán las patologías relacionadas con la ansiedad y el aislamiento, tal como se escuchó en el X Congreso Mundial de Psiquiatría, celebrado en Madrid a finales de agosto.

No hay enfermedad mental que no preocupe, pero el mal de Alzheimer trae consigo un futuro que a mí se me imagina apocalíptico, de auténtico colapso social, y les explicaré los motivos. Es una enfermedad que atrapa cada vez a más personas por el simple proceso de "envejecimiento del envejecimiento", dicho en otros términos, que nos morimos cada vez más viejos y en esos años finales incide con más virulencia la degeneración neurológica, progresiva e irreversible. Según estudios de la OCDE, para el año 2020 la población europea contará con que los mayores de 65 años forman el 20% de su población total.


El Alzheimer, a juicio de los expertos en la enfermedades del cerebro, es un mal que se ensaña con los pacientes y con las personas que los rodean, es una enfermedad desbordante. Se trata de una espiral mortífera contra la que el aguante personal de los cuidadores, se derrumba a falta de apoyos humanos.

Padecer Alzheimer al llegar a la vejez está marcado en nuestra herencia genética, pero no de un modo definitivo. Confluyen factores del entorno, entre ellos la calidad de vida y la exposición a situaciones psicosociales adversas, caso de gente muy joven que adopta conductas de riesgo lesivas para la salud. En un estudio desarrollado en Milwaukee, se apreció que la pobreza en el lenguaje en edades comprendidas entre la adolescencia y la juventud, puede propiciar el desarrollo posterior de enfermedades seniles.

Si las expectativas llegan a ser ciertas, por un lado que vivimos más años y por otro que la demencia senil va en aumento, la cantidad de enfermos de la mente bloqueará los presupuestos de la sanidad pública, y no habrá asistentes capaces de acompañarlos con la atención tan extraordinaria que se merecen. El reto es tremendo y ya desde ahora se exigen mayores campañas de formación para poder atender a estas personas, incapaces de mantenerse por su cuenta con una mínima lucidez.

Quizá convenga alertar que, ante estos pronósticos, la tentación de deshacerse de los enfermos mentales irreversibles ronde a muchas mentes, hasta las bien pensantes. La eutanasia, le llamen muerte dulce o como quieran, puede escaparse de las manos de la buena voluntad, y perseguir el aligeramiento de los gastos del Estado o de cargas familiares insostenibles. Puede ser que tengamos en las manos, otra vez, la mítica ´caja de Pandora´, o el histórico ´capricho de la pureza racial´. De ambos recuerdos conviene no desprenderse en ningún caso, no siendo que los males que se desaten sean indomables, terriblemente invencibles.

1 comentario:

Antonio L. R. dijo...

Buenas noches y buen verano.
Soy Antonio Labarta Rey.
No sabía como ponerme en contacto contigo (por el ISTIC si, pero ahora estoy liado de chapucillas veraniegas en casa y no voy a subir mucho a Tafira), así que a ver si por aquí me puedes indicar.
Agradecerte el aprobado; se que estoy muy flojito, así que para reforzar mis bases fenomenológicas (y demás), aparte del Sánchez Nogales, que lecturas me puedes aconsejar para los ratos libres, que los saco de donde sea. Y así en el futuro no te arrepientas de haber hecho la inversión de aprobarme.
Agradecido de antemano.
Un saludo.
Antonio Labarta Rey.
(Mis correos son antonioantropologia@gmail.com y antoniopundonor@hotmail.com).