miércoles, 6 de febrero de 2008

MICROENSAYO: TOLERANCIA

APUNTES SOBRE EL PENSAMIENTO DE K.R.POPPER
(Por JOSÉ MANUEL CASTRO CAVERO. Publicado en Canarias7 el martes 27 de septiembre de 1994)

Se ha muerto un sabio, en el sentido socrático de la palabra. Sus preocupaciones de mayor calado intelectual, como escribió en 1958, eran la ciencia y la filosofía exclusivamente, porque "quisiera saber algo del enigma del mundo en que vivimos y del otro enigma del conocimiento humano de este mundo".

Esta pasión por el saber está publicada en una variada temática de investigaciones, desde la lógica hasta la investigación científica, desde el conocimiento hasta las sociedades, desde las cuestiones éticas como la tolerancia o la libertad, hasta la colaboración con el premio Nobel J. ECCLES en la investigación sobre el cerebro y la autoconciencia, etc.

Una idea del complejo talante reflexivo de K. POPPER nos la ofrece la conversación que mantuvo con F. KREUZER en 1979; sin hablar de sí mismo nos va desplegando su entramado conceptual: indeterminista, pluralista crítico, deductivista, escéptico en el sentido originario de buscador, tolerante y consciente de nuestra ignorancia humana.

Su obra más reconocida en el marco de la filosofía política y social es, La sociedad abierta y sus enemigos, gestada en los años dramáticos de la II Guerra Mundial. De esta obra llegó a decir otro pensador, tan poco sospechoso de conservadurismo, como B. RUSSELL, que es una crítica contra los enemigos de la democracia, las críticas a PLATÓN y HEGEL son mortíferas, y a MARX lo diseca, además de responsabilizarlo por los infortunios modernos. De manera muy aproximada a esta se manifiesta J. FERRATER MORA. Su atrevimiento u osadía con el marxismo, justo por aquellos años, cuando en la intelectualidad europea mandaban los mandarines extasiados en el cielo comunista, le valió un silencio general. Las ideas de K. POPPER todavía provocan dentera mental en quienes tienen la autocrítica hibernada.

No deseo que con su muerte desaparezca su propuesta de una ética nueva profesional, ya que la presenta como un discurso racional, discutible y mejorable, en la búsqueda de la verdad. Esta ética se concreta en tres principios: el principio de falibilidad (ambos podemos estar equivocados), el principio de discusión racional (ponderar nuestras razones a favor y en contra de una teoría criticable) y el principio de aproximación a la verdad (aunque no lleguemos a un acuerdo nos habremos acercado a la verdad).

La propuesta ética de K. POPPER es por la tolerancia frente a la intolerancia, por la razón frente a la sin-razón, por una sociedad abierta, como es aquella en que los individuos deben adoptar decisiones personales, frente a una sociedad cerrada, de esclavos o animales domésticos.

Los principios popperianos para una ética humana e igualitaria se concretan como sigue:
1.- Tolerancia con todos los que no son tolerantes, porque si admitimos la pretensión de la intolerancia a ser tolerada, entonces destruimos el Estado de Derecho como ocurrió con la República de Weimar.
2.- Prevenir y evitar el dolor. Sería el principio de toda política pública. La lucha contra el sufrimiento es un deber.
3.- La lucha contra la tiranía, mediante los recursos institucionales legislados, más que por medio de la benevolencia de las personas que detentan el poder.

En el pensamiento de K. POPPER ronda un interrogante de categoría universal, es decir, válido para todos los tiempos y nunca indiferente para el ser humano. Aunque la desplaza al final de su obra, La sociedad abierta y sus enemigos, p. 432, esta pregunta antecede y da consistencia a todo su proyecto intelectual: tiene sentido la historia? existe una historia universal?. Nuestro autor responde con una negación tajante y absoluta; incluso se introduce en los saberes de la Teología para afirmar, que ni en el Nuevo Testamento se puede encontrar el fundamento para un significado de la historia; cualquier asomo de historicismo es nada más y nada menos que superstición e idolatría.

Esta historia popperiana, sin sentido, lo es así porque la historia, afirma, no existe; ese amasijo de hechos que nos han contado es exclusivamente la historia del poder político (431), que es la historia de delincuencia internacional y del asesinato en masa (432). No entiendo el descrédito del pensamiento de K. POPPER entre algunos intelectuales españoles; me lo explico, es que no lo han leído.

Este hombre sabio hizo de la crítica una posibilidad de poner en falso aquellas dogmas que se instalan en el pensamiento como si fueran verdades; intelectuales a la moda o necios, el relativismo del todo permitido y entonces la nada, son algunas de sus flechas envenenadas que entre nosotros encuentran el blanco.

De todas sus afirmaciones no puedo olvidarme de aquella que mete la sospecha hasta en uno mismo: "la tentativa de llevar el cielo a la tierra produce como resultado invariable el infierno". Estoy convencido de que pensar así no es paralizar una praxis liberadora, sino destapar antes de que sea tarde a quienes manipulan a la colectividad para ejercer de salvadores en el nombre del beneficio propio.

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